martes, 28 de agosto de 2007

¡Dejemos de querer enseñar, APRENDAMOS juntas/os!

Domingo 18 de Diciembre de 2005

En esta ocasión, quisiera referirme nuevamente al asunto de la discusión sobre la ‘enseñanza’ y el ‘aprendizaje’. En la historia de la didáctica hemos pasado por etapas donde inicialmente se hablaba más de los procesos de ‘enseñanza’, posteriormente pasamos a enfocar la complementariedad entre la ‘enseñanza’ y el ‘aprendizaje’ y nos referimos a los procesos de ‘enseñanza-aprendizaje’. Ya desde hace tiempo planteamos que tampoco este último enfoque es suficiente y más bien debemos de hablar de procesos de ‘aprendizaje’, ya que lo central, la finalidad es: APRENDER.

Sin embargo, tal como lo dije en el párrafo anterior, ‘hablamos’ de procesos de aprendizaje, ya que en la práctica, me atrevo a cuestionar nuestro quehacer educativo y preguntar:
¿No es que seguimos preparando nuestras clases para las y los estudiantes?
¿No es que continuamos preparando los talleres para las y los promotoras/es?
¿No es que nos seguimos sintiendo experta o experto en la materia frente a quienes deben aprender (de mí)?
¿No es que continuamos ‘enseñando’ (imponiendo) el orden de las cosas? …

Hermann Hesse decía: "El pájaro rompe el cascarón, el cascarón es su mundo. Quien quiera nacer debe romper su mundo." Y le podemos adjuntar: he aquí la prueba del esfuerzo del pajarito, ya que desde adentro rompe lo que le limita actuar más allá… Y LO LOGRA…

Con franqueza me atrevo a plantear que debemos dejar de querer enseñar, dejar de considerarnos como el o ella que ya sabe y las y los demás como personas que todavía no saben y por eso deben aprender (de mí). Tal como lo decía tantas veces expresamente el gran pedagogo Freire, defendiendo la relación pedagógica horizontal, donde todas las personas sabemos y todas no sabemos, donde todas aprendemos.

El ‘clavo’ del asunto es cómo convertir esto en una práctica educativa auténtica de aprendizaje conjunto colectivo y no en simple ‘palabrería’. Para esto necesitamos un cambio profundo de actitud, que implica un sentir, un pensar, un actuar como alguien que permanentemente construye conciencia de su aprender, de lo que aprende y de cómo aprende y entre quiénes aprende, del valor incalculable que tienen las demás personas para su aprendizaje, independientemente que por ende lo aprendido constituye un producto de su compromiso personal.

Lo colectivo y lo personal son dos componentes inseparables de todo aprender. El aprendizaje, como proceso, es en esencia colectivo y como producto responderá a unas características muy personales. En la enseñanza se nos olvida esto y evaluamos a todas las personas con un solo y el mismo examen. ¡Qué injusticia! ¡Qué falta de respeto! ¡Qué inhibición a la creatividad! ¡Qué imposición de un orden nunca establecido definitivamente!

Uno de los componentes más importantes del / de la ‘buen(a) pedagogo/a’, sin duda alguna es su capacidad de ‘escuchar’, la empatía… la capacidad de ‘sentir’ lo que la otra dice y no dice, lo que expresa y lo que no expresa… sin imponer, sin condenar, sin juzgar,… sino auténticamente con mucho respeto y validando, comprobando si estoy en lo cierto… ir descubriendo, profundizando en lo que las demás personas aportan a través del desarrollo de Procesos de intercambio Productivo (PiP), o sea donde el intercambio produce un verdadero aprendizaje mutuo entre las partes involucradas.

Las implicaciones pedagógicas y didácticas de lo anterior no son pocas. Por ejemplo, en cuanto a la preparación del ‘aprender’, ya no debería de ser responsabilidad única del facilitador o de la facilitadora, debería de ser una responsabilidad compartida entre todas las personas participantes. ¡Cuánto más aprenderíamos todas las personas involucradas si participáramos desde la preparación de la sesión de trabajo conjunto! Una preparación donde todas aportamos conscientemente, cada una desde su visión y misión… Un gran reto. La educación debe ser concebida como una respuesta a construir conjuntamente frente a las necesidades sentidas por las personas y la comunidad para que se convierta en una propuesta de acción y de superación, en vez de ser simplemente una oferta, muchas veces con características más bien alienantes…
Hacia este reto se orienta una metodología que apunta a la Facilitación de ‘Procesos de Construcción Conjunta de Oportunidades de Aprendizaje, incluyente de una actitud emprendedora de calidad’, identificada como Metodología ‘P-COA_acem’ por nosotras/os. La invitación está hecha: Construyamos juntas y juntos oportunidades de aprendizaje, donde el aprender integra la construcción también de actitudes emprendedoras. Seamos atrevidas/os, creativas/os, innovadoras/es, facilitemos y no dificultemos, aprendamos juntas/os y dejemos de querer enseñar…

En otra oportunidad quisiera poder compartir unas ideas respecto a técnicas pedagógicas que nos permitan trabajar conjuntamente en este sentido…

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