jueves, 30 de agosto de 2007

La expresión creativa, ¿un sueño o un derecho?

... En defensa de un Pensamiento Lateral y Divergente ...

Miércoles, 11 de abril del 2007.

“Al observar un(a) niño/a de dos o tres años, sorprende su gran capacidad creativa. Después de unos años en la escuela, igual sorprende cómo esta capacidad, más bien, va desapareciendo. En la universidad, la falta de creatividad es uno de los más sentidos obstáculos para muchas/os estudiantes y docentes, muy pronunciados en el área de investigación, aunque igual ‘frenante’ (porque frena, amarra, limita,...) en todas las áreas del S(ab)ER humano.”[1]

El aprendizaje resulta de un proceso de carácter eminentemente colectivo y como producto es caracterizado por su esencia PERSONAL. Trabajamos juntas/os, inter-actuamos y lo que nos llevamos como aprendizaje del proceso nos caracteriza y es caracterizado por nuestro SER.

¡Qué interesante! Cada vez de nuevo una oportunidad enorme para realizarnos más como persona, única e integral en nuestro ser y quehacer, en nuestro pensar, sentir y actuar.
¿Dónde está esta creatividad en nuestras escuelas? Me hago esta pregunta y comparto la inquietud con el o la lector(a) de este artículo porque observo:

. tendencia a la ‘uniformidad’ escolar, una uniformidad muy mal entendida
. la misma explicación para todas y todos
. los mismos ejercicios
. los mismos exámenes
. los mismos libros de texto
. las mismas normas
. la misma escala de medición y valoración
. todo lo mismo... y el colmo es que, después de los trabajos en grupo, organizamos la plenaria para socializar y llegar a una sola (supuesta) verdad, igual para todas/os.

¿Es tan difícil respetar la diversidad, respetar la búsqueda creativa de alternativas varias de solución (pensamiento lateral), alternativas no tan comunes, soluciones diferentes también eficaces...?

¿Por qué tanto de ‘lo mismo’, si somos tan diferentes, personas únicas con ganas de expresarnos, de crearnos, de dibujar y pintarnos, de imaginarnos (¡qué rico lo imaginario!), de escribirnos...?

En concreto:

. ¿Cómo visualizamos, dibujamos algo tan abstracto como “(a+b)2=a2 + 2ab + b2”? Sugerencia: combinemos geometría con álgebra... ¿Hay varias soluciones?

. ¿Cómo formar 4 triángulos iguales con sólo 6 palillos? ¿Cuántas soluciones hay?

* * *
* * *
* * *. ¿Cómo juntar 9 puntos con una línea quebrada, de sólo tres puntos de quiebre, a trazar sin levantar su lápiz del papel?

. ¿Cómo valorar mi aprendizaje sin presentarme a un examen? ¿No es esta la pregunta más fácil a resolver, con una GRAN variedad de posibles respuestas? Si es así, ¿entonces por qué no las aplicamos?

La expresión creativa es la que refleja, en profundidad, el ser humano, la persona en su esencia, es la que revela su existencia. ¡Cuánta satisfacción al lograr expresarme tal como soy o tal como me imagino o tal como quisiera ser! ¡Cuánta alegría al sentir que las demás respetan esta expresión, la valoran, me identifican! ¡Qué rico se siente al poder establecer, DE MI MANERA, la relación entre lo vivido, lo experienciado, lo de hoy y lo de mañana (lo imaginario)! ¡Qué profunda satisfacción me da al lograr un escrito ‘mío’, una expresión muy propia, un poema en el cual me reconozco, al menos hoy, ahorita!

¿Y nuestras escuelas?

Tal vez la peor forma para valorar ‘objetivamente’ el aprendizaje construido para cada una/o de nuestras/os estudiantes es el examen único e individual (‘individual’ porque no es personal, ¡lástima!).

Ya hice la pregunta: ¿No tenemos otras formas para ‘evaluar’ nuestros aprendizajes, respetando las particularidades en los aprendizajes personales? ¿Es que nos hace falta creatividad para poder valorar de manera diferente? ¿Y si dejamos la oportunidad a nuestras/os estudiantes para que propongan? ¡Una excelente idea, y muy creativa! Tal vez sean más creativas/os que nosotras/os mismas/os. Hagamos un trato pedagógico, un acuerdo, un pacto educativo... entre estudiante y docente, un trato que integra el derecho de cada estudiante a proponer su forma de evaluación, a proponer cómo va a demostrar lo que aprendió y cómo lo va a compartir, no sólo con la o el docente, sino con todo el colectivo.

Sólo es posible la construcción de un proceso creativo cuando se cuente con facilitadoras/es que cultiven su propia creatividad. Sólo preguntémonos: ¿qué papel juegan nuestros planes de años anteriores, los medios ya elaborados en otras ocasiones,...? ¿Simplemente los copiamos nuevamente o más bien sólo constituyen un insumo, además de otros nuevos insumos? Vos tenés la respuesta...

La formación creativa necesita de facilitadoras/es de encuentros del ser humano con su propio mundo (su propia verdad), con sus semejantes (la verdad de las/os demás) y con el mundo natural (la verdad ecológica de la que también somos parte) y cultural (la verdad social ‘acordada’).

Los procesos socio-educativos tienen un doble ‘poder’: cultivar o ahogar la creatividad. Para cultivarla es indispensable:

- Preservar y profundizar la originalidad y el ingenio creador de cada ser humano, sin renunciar al propósito de lograr la integración consciente y crítica en la ‘vida real’.

- Integrar, de manera creativa y única, la cultura sin agobiar con modelos prefabricados.

- Estar apasionadamente atentas/os a la especificidad de cada ‘SER’.

Los procesos socio-educativos se deben orientar hacia la capacidad personal y colectiva constructora de personas a ser capaces de explorar, poner en marcha y disfrutar plenamente de sus espacios y recursos internos personales, de relaciones interpersonales eficaces y de una relación creativa y ecológica con el medio ambiente.

La creatividad es la única posibilidad que tenemos de concebir, comprender y expresar el movimiento vital, el devenir del ser, la vida de las emociones y, en última instancia, todo el sentido directo de la vida humana.

La creatividad no es un don especial de unas pocas personas privilegiadas, es una condición esencial de todo ser que nace.

La facilitación ‘creativa’ de un desarrollo ‘creativo’ de la ‘creatividad’ en las personas es asunto de práctica, es asunto de actuar, de hacer, de accionar, de experienciar, de errar, corregir y mejorar,… para lo que se deben prever (construir) contextos, medidas, técnicas, métodos y materiales adecuados (oportunidades), pero más que todo VOLUNTAD.

La creatividad no es patrimonio sólo de personas artistas, es propiedad de toda persona que no le tiene miedo al cambio, que convive con el cambio, que quiere el cambio para mejorar, que sabe imaginar algo diferente y mejor... ¿no es esto lo que debemos de esperar de la educación, de la escuela?

La creatividad es inherente al ser humano, es el modo espontáneo de ser de las personas.

La creatividad es una actitud ante la vida... percibir, imaginar lo posible, no confiar en lo imposible.... confiar, crear y construir, probar y valorar, validar... SER.

Crear es relacionarse en su ambiente, cada vez de manera diferente, es adaptarse y acomodar su medio, es crecer, es desarrollarse y desarrollar, es establecer una relación dialéctica constructiva...

“La creatividad no es un entretenimiento para el ocio, sino una actitud tan vitalmente necesaria como el respirar y el alimentarse.”[2]
Educar para la creatividad implica darle más peso a la expresión del significado (subjetivo) de los conocimientos, los sentimientos y las actuaciones en los procesos de aprendizaje. Educar para la creatividad es dinamizar las potencialidades personales, favorecer la originalidad, la apreciación de lo nuevo, la inventiva, la curiosidad y la sensibilidad frente a los problemas.

Ser creativa/o es ser libre...

Ser creativa/o es relacionarse consigo misma/o y con las demás personas, con todo el medio que le rodea, de manera única.

Ser creativo/a es compartir, cooperar, más que competir.

Ser creativa/o es aprender activamente: identificar problemas, crear problemas, caracterizar contextos particulares de la expresión problemática, plantear hipótesis, ‘inventar’ – formular y planificar posibles alternativas fundamentadas (conceptualizadas, no copiadas) de superación en la cooperación y el acompañamiento, a través de combinaciones únicas, nunca dadas, de materiales, medios, procedimientos, técnicas y métodos, experienciar, valorar críticamente procesos y resultados, seguir adelante y empezar de nuevo, saber recibir golpes y disfrutar avances significativos, saber valorar SUBJETIVAMENTE su ser, saber vivir y disfrutar su ser, cada vez mejor,... esto es ser creativa/o.

¿Y por qué no expresar tu creatividad en un ejercicio, sin duda, muy interesante: construir tu propio concepto de ‘creatividad’? ¿Lo compartimos sin pretender socializar?

La invitación está hecha...

[1] Van de Velde H. (2002), SER: Una pedagogía concienciadora de poder compartido. Caminos hacia un bienSER. CICAP _ Senderos Pedagógicos 1, Estelí – Nicaragua, p. 9
[2] Dadamia, O.M. (2001), Educación y Creatividad. Encuentro en el nuevo milenio. Editorial Magisterio del Río de la Plata, Buenos Aires – Argentina, p. 49.

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