martes, 3 de mayo de 2011

5 pilares de la cooperación genuina


Los 5 pilares que sustentan una cooperación solidaria ‘genuina’

Muchas veces nos referimos a y hablamos de ‘cooperación’, por ejemplo en la expresión: ‘cooperación para el desarrollo’.  Sin embargo, pocas veces nos preguntamos qué entendemos realmente por el término ‘cooperación’.  Aquí abajo unas ideas para darle forma y contenido cualitativamente, al menos en el caso de una ‘cooperación genuina’.
Antes que todo es importante distinguir entre ‘cooperar’ y ‘ayudar’.  Ambos actos son muy importantes, sin embargo no se trata de lo mismo.  Ayudar o prestar ayuda es un movimiento unidireccional: alguien da ayuda a alguien más quien necesita de esa ayuda (en el mejor de los casos… o al no ser así a lo mejor no lo podríamos calificar de ‘ayuda’, pero ¡cuidado! ocurre muchas veces.).  Esta ayuda también puede ser mutua.  Aún así, todavía no podemos hablar de cooperación, ya que cada ayuda persigue su propio objetivo: uno en una dirección y otro en la otra. 
Si hablamos de co-operación entonces nos referimos a ‘OPERAR JUNTAS/OS’, a trabajar juntas/os, tal que compartimos un mismo objetivo.  Para conseguir este objetivo que definimos en conjunto, trabajamos juntas/os dentro del ámbito de una estrategia acordada. 
Para poder lograrlo y para poder asegurar que realmente se trata de una cooperación solidaria genuina, ésta, se sugiere, debe sustentarse en al menos los cinco siguientes pilares:
  1. El arte de escuchar: APERTURA
Saber escuchar y hacerlo, mostrar un profundo respeto por la otra persona… siempre.  Una cooperación genuina sólo puede ser acordada, construida y desarrollada bajo la condición que la gente, las personas y los grupos, de verdad se disponen a escucharse mutuamente… también sólo si son capaces (hay que practicarlo conscientemente ya que no es fácil) de escucharse y esto con mucho respeto por la diversidad, por el ser diferente… Para esto se necesita de una actitud abierta, de una actitud que no procura juzgar, una actitud que implica: “sos diferente y esto me parece muy bien, me agrada; quiero aprender de vos y juntas/os construir caminos, con todo el respeto por las diferencias entre nosotras/os”.
  1. La habilidad de interpretar: LECTURA
El ser capaz de poder ‘leer’ lo que el entorno, el ambiente nos indica, nos ‘significa’. El saber interpretar críticamente del contexto compartido, tanto en la localidad, en la comunidad, a nivel micro como a nivel macro.  Esto sin imponer criterios propios ya definidos de antemano, sino, justo desde la apertura, ya mencionada, y el poder escuchar y leer de las experiencias y vivencias de las personas relacionadas, más que todo las personas integradas muy intensamente.
  1. La voluntad de compartir: TERNURA
La ternura, el estar unidas/os activa y afectivamente.  Cooperar también es compartir, el ser parte, activamente… es decir: acompañar, estar presente y hacerlo sentir tal que las demás personas lo sientan.  Un caminar juntas/os, independientemente de las malas rachas, las que – en caso de haber – en todo caso enfrentaremos juntas/os, aparte de toda ‘mala suerte’ que podamos encontrar en el camino. Estar juntas/os (unidas/os) y compartir en el camino, tanto en las buenas como en las malas.  Los problemas se enfrentan en conjunto constructivamente.
  1. La decisión de compromiso: POSTURA
Compromiso, tomar posición, elegir ‘el lado’ donde vamos a estar.  No es posible estar al mismo tiempo a un lado y al otro.  Muchas veces, la mayoría de las veces, no hay camino intermedio.  Hay que decidir, hay que elegir entre las alternativas.  No elegir, no decidir NO es una opción viable.  En el contexto de la cooperación internacional genuina tendrá que traducirse en una opción radical por las clases explotadas, las clases empobrecidas, las clases excluidas.  Se trata de definir la opción, de definir la posición.  Cooperación genuina no es un actuar libremente, sino implica una opción consciente preferencial bien definida y contextualizada.
  1. La visión de integración: CONTEXTURA
El trabajo en redes, organización, coordinación.  Toda cooperación genuina implica mucho esfuerzo en cuanto a organización y coordinación.  Si ya anteriormente mencionamos la ‘unidad’ desde un sentido afectivo, entonces ésta aquí encuentra su concreción particular.  Se trata de una estructuración humana que hará que la cooperación sea sostenida.
Hasta aquí los 5 pilares.  Le invitamos a cada lector o lectora para seguir reflexionando al respecto (criticando, complementando, mejorando, sugiriendo,…) y así darle aún más forma y contenido, significado, a este concepto de ‘cooperación genuina’.
Una última observación: la cooperación en general, la cooperación para el desarrollo en particular, no es reservada para una relación de norte a sur, también hay de sur a norte, sur-sur, norte-norte,… y, simplemente en el norte o en el sur, por ejemplo, en la organización o institución donde usted, lector o lectora, trabaja: ¿de verdad trabajan juntas/os en función del desarrollo, tanto a nivel personal como a nivel social? En su organización o institución, ¿las personas, de verdad, pueden optar por construir conjuntamente oportunidades de desarrollo, también gracias a su propio trabajo en la organización o institución? En las relaciones laborales, ¿por dónde se ubica la organización o institución en el caso de cada uno de los antes mencionados pilares y su interrelación?
herman
Herman Van de Velde
Cooperante metodológico, desde y en Centroamérica.
Julio 2010.

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